GOOGLE

Búsqueda personalizada

martes, 9 de diciembre de 2008

Chiste

Había una vez un hombre que tenia una pasión terrible por los porotoscocidos.
El los adoraba, pero los porotos le provocaban "muchos gases",creándole una situación un poco embarazosa al hombre.
Un día, conoció a una chica de la que se enamora locamente.
Cuando estaba en vías de casarse, el pensó:
"Ella nunca se va a casar conmigo si continuo de esta forma".
Entonces, hizo el sacrificio supremo de no comer porotos cocidos nunca mas.
Poco tiempo después, se casaron.
Doce meses mas tarde, camino de regreso a la casa, a el se le descompuso el auto.
Como vivían fuera de la ciudad, llamo por teléfono a su esposa y le dijo que llegaría demorado porque tenia que volver a pie.
En el camino de regreso para la casa, pasó por un pequeño restaurante y el aroma de los maravillosos porotos cocidos lo cautivo,trayéndole gratosrecuerdos.
Como tenia que andar a pie algunos kilómetros hasta su casa, pensó que cualquier efecto negativo tendría que pasar antes de llegar allá.
Entonces, resolvió entrar y pidió tres platos grandes de porotos (después de todo, el no sabía cuando iría a comer porotos cocidos nuevamente).
Durante todo el camino de regreso, el se alivio de los efectos nefastos de la comida.
Cuando llegó a la casa, seguramente se sentía mejor.
Su esposa lo encontró en la puerta y parecía bastante excitada.
Ella dijo:
"!Querido, te tengo una gran sorpresa para vos en la cena de esta noche!"
Y ella le colocó una venda en los ojos y lo acompaño hasta la cabecera de la mesa haciéndolo sentar y prometer que no iba a espiar.
En este punto, el sintió que había un nuevo "accidente" en camino.
Cuando la esposa estaba lista para sacarle la venda de los ojos, sonó el teléfono.
Ella le hizo prometer que no iba a espiar hasta que ella volviera y salió para atender el teléfono.
En cuanto ella salió, el aprovecho la oportunidad. Volcó todo el peso de su cuerpo sobre una pierna y soltó uno.
No fue muy fuerte, pero parecía un huevo friéndose.
Teniendo grandes dificultades para respirar, agarro la servilleta y comenzó a abanicar el aire alrededor de él.
Estaba comenzando a sentirse mejor cuando otro empezó a surgir.
Levanta la pierna y RIPPPPPPPPPP! Sonó como un motor diesel arrancando y este olió aun peor.
Esperando que el olor se disipase, comenzó a sacudir los brazos.
Las cosas comenzaban a volver a la normalidad, cuando le vinieron ganas otra vez.
Otra vez mando todo el peso de su cuerpo sobre una pierna y lo largo.
Este fue merecedor de una medalla de oro.
Las ventanas vibraban, la vajilla en la mesa se sacudía y un minuto después una rosa que estaba sobre la mesa murió.
Mientras tanto, él permanecía con un oído atento a la conversación telefónica de su mujer, manteniendo su promesa de no sacarse la venda, el continuó con su "ejercicio" por unos diez minutos mas, airándose gases y abanicando con los brazos y la servilleta.
Cuando oyó a su mujer despidiéndose en el teléfono (indicando el final de su soledad y libertad)el coloco suavemente la servilleta sobre las piernas y cruzó su mano sobre ella.
El tenia el rostro de la inocencia de un ángel, cuando entró su esposa.
Pidiendo disculpas por haberse demorado tanto, ella pregunta si el había espiado la mesa de la cena.
Y luego de tener absoluta certeza que el no había visto nada, le saco la venda y grito:
"!SORPRESA!".
Para su horror y desesperación, había doce invitados sentados a la mesa a su alrededor para su fiesta de aniversario.