Una mujer estaba sentada en un bar disfrutando de una copa
para relajarse después del trabajo, cuando se abrió la puerta del bar y
entró el tipo más guapo que había visto en toda su vida.
Era imponente... Alto, musculoso, bien plantado, elegante,
de abundante pelo oscuro, unos brillantes y enormes ojos
verdes y una sonrisa preciosa.
Cada uno de sus movimientos era tan masculino y sensual que
la mujer no podía quitarle los ojos de encima.
El hombre se dio cuenta de la mirada observadora de la
mujer y, con una sonrisa seductora, se le acercó.
Ella, nerviosa y sonrojada, se preparó para disculparse por
su mirada inquisitiva, pero antes de poder abrir la boca,
el se inclinó y le susurró al oído con voz suave, profunda y ligeramente
ronca:
-"Haré cualquier cosa... Absolutamente cualquier cosa que
desees, cualquier cosa con la que hayas soñado o fantaseado, cualquier cosa
que quieras, por $50... Sólo te pongo una condición..."
Temblando expectante, la mujer le preguntó cuál es era
condición?!.
Y el tipo contestó:
-"Tienes que decirme lo que quieres que haga con sólo tres
palabras"...
La mujer mira fijamente a los ojos hipnóticos del hombre por
un segundo analizando la proposición.
Luego, tomada la decisión, metió la mano en el bolso y sacó $50.
Apuntó su dirección en una servilleta del bar, la dobló,
metió el billete dentro y puso la servilleta en la mano del macho.
Se inclinó y le susurró al oído:
"Limpiame la casa"
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viernes, 21 de noviembre de 2008
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4 comentarios:
Una mujer muy práctica, sí señor... :D
¡¡¡Pero qué lista!!! A mi no me ocurriría nunca. :)
Y para que otra cosa se necestia a un hombre?... ahh para la tarjeta de crédito...es verdad
ay me muero de risa!!!!!!!
Ahora pagaría hasta 100 para que la limpian bien!!
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